Hay un mecanismo muy interesante en nuestra mente de compensación cuando nos vamos a un extremo tanto del placer como del dolor, una especie de cuerda que cuando se estira hacia un lado automáticamente empuja para volver a su forma. Vemos como sucumbimos al dolor después de un pico de placer pero también como se empieza a sentir placer después que va cediendo el dolor.
Psicólogo Deportivo. No hay forma de competir contra alguien que se divierte haciendo lo que hace.