Hacer lo mejor que podamos

Hay circunstancias difíciles, complejas, días negros, donde la paz debe provenir de sentir que hicimos lo mejor que pudimos independientemente de los resultados logrados. Hay días donde esto era lo mejor que podíamos hacer.

Tareas simples

Estoy encontrando mucho placer en realizar tareas simples como regar plantas y juntar piedras del jardín. La mente se concentra en algo simple, es todo presente, el cuerpo esta involucrado pero con tibios o sin esfuerzos. Creo que hay mucho placer en el no pensar, en focalizar nuestra mente.

Lo que no hay que hacer

Mostrarse agrandando, poco respetuoso para con tu rival, sobrarlo, son todas demostraciones que los competidores no olvidan y usan como combustible. Cuando un deportista hace eso esta trabajando para sus rivales. Es poco inteligente.

Regar el cesped

Me encanta regar el jardín. Todos los días en forma muy disciplinada lo recorro y lo voy regando. Debe ser el placer de ir viendo día a día como se va llenando de césped, como esa combinación de sol y acción mía de cuidado va dando sus frutos. Ese placer de lo no inmediato sino de lo que se va creando dia a día con nuestras pequeñas contribuciones.

Sin costos irrecuperables

Hay que andar por la vida sin tener costos irrecuperables como enfoque mental. Tener la capacidad de detenerse y volver a empezar con otra cosa, con otra idea. Es superar un sesgo que tenemos que se denomina "la falacia del costo hundido": persistir en algo a consecuencia de los esfuerzos ya realizados.

Control de tu tiempo

Una vez que tenés lo suficiente para satisfacer tus necesidades básicas, una buena medida de tu riqueza es el control que tenés de tu tiempo. Tener la capacidad de definir que queres hacer cada día.