El jugador empieza a jugar mal cuando analiza su rendimiento en el medio de la ejecución. Esto provoca que haya "dos" deportistas en escena: el que evalua y el que ejecuta. Esta situación le quita naturalidad a la ejecución, la enlentece, y eso provoca más errores. Muchas veces esto se produce por la creencia de que jugar bien es no cometer ningún error. Si logramos que el deportista reemplace esta creencia por una más funcional logrará seguir siendo "uno" aunque cometa algun error. Una técnica que ha funcionando con algunos deportistas es proponerle que su objetivo no sea no cometer ningún error sino emocionar a los espectadores debido a la energía que entrega en la cancha. El jugador se concentra en lo que puede dar y no en lo que debe evitar.
Pep Marí propone el siguiente modelo en forma de piramide asociado al alto rendimiento. En la base el "Poder aprender" (ser humilde, tener los pies sobre la tierra, un entorno que ayude), luego "Querer aprender" (pagar todo el precio que implican las metas que te trazas), más arriba "Saber aprender" (tener claro el proceso de aprendizaje incluyendo el aprender de los errores) y por último "Demostrar lo aprendido" (poder rendir bajo la presión de la competencia).
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